Ando escaso de inspiración y ganas de disparar cámaras. Y el fantástico viento, que trata de arrancar las planchas de uralita, es complicado de captar, salvo que alguna de las mencionadas planchas levante el vuelo acompañada de polvo y alguna que otra hoja seca...
Mi imaginación, hoy, no da para más que un puñado de clips en primer plano, casi macro, con un HDR poco forzado.
Me esfuerzo por imaginar mejores fotografías. Ponerme manos a la obra es otra cuestión...
Estos peluches, supervivientes que emergieron de entre las aguas del sótano anegado, ofrecían en cierto momento de la tarde esta curiosa estampa, iluminados por los rayos de sol que, a hurtadillas, se colaban entre los barrotes y cristales rotos del malogrado ventanuco.
Si pudieran hablar... ¡Saldríamos corriendo!
Hoy no hay niebla, ni viento, ni gente. No observo movimiento alguno. Nadie en el aparcamiento, como si, por equivocación, hubiese venido a trabajar en domingo. Pero hoy es miércoles, éso no lo cambia nadie, y esta quietud comienza a diluirse con el paso de una furgoneta por la pista de servicio. Empieza un nuevo día.
La fotografía es, con frecuencia, un juego de niños. Que se lo pregunten, si no, a mi sobrina. Ella hizo la composición; yo sólo fui el operador de cámara.
Ya no puedo decir que nunca he estado en Valladolid, aunque mi estancia fuera de, a penas, una hora y sólo visitara los entornos de esta fuente. Pingüinos quedó en grado de tentativa. El precipitado regreso estaba justificado. Otra vez será.
Madrugar, a veces, te recompensa con hermosas vistas. Otras veces sólo con niebla y oscuridad... Si no te gusta, ponle un filtro!
...de médicos, de hospitales, de pruebas incongruentes, de diagnósticos errados. Cansados de dar palos de ciego sin sacar nada en claro. Cansados de estar cansados.
Espero no habituarme, jamás, a estos "hoteles" de circunstancia. Aunque la comida no sea del todo mala...
Días atrás, una mañana cualquiera en un aeropuerto cualquiera, se contemplaban estas luces. No me canso de contemplar cómo amanece cada día. No es un día cualquiera; es mi día cualquiera.
Empezar un domingo con niebla...
Estaría bien empezarlo con un chocolate caliente y unos churros. En lugar de éso, desayuno de hospital y gente maleducada. Vendrán días mejores.
No todo ha sido turrón y grasa. De hecho ha disfrutado de bastantes platos saludables. Benditas verduras.
No me canso de contemplar los paisajes que me brinda la provincia de Jaén. Lástima tener que mirar la carretera la mayor parte del tiempo.
A veces echo de menos pasear entre olivos, con su aroma tan característico, la tierra labrada, los troncos retorcidos...
Hay ocasiones en las que acontecen viajes en solitario. Nadie de copiloto, nadie en la carretera. Soledad.
Ea, ea, ya pasó. No sufras más...
Las comilonas de estas fiestas causan mella en nuestro ánimo y en nuestra salud. Pasaron ya los años en los que un festín era la ocasión perfecta para reponer fuerzas antes de volver a la ardua rutina del trabajo y la lucha. Ahora lo hacemos por puro vicio...
Salud!
Siempre me han gustado estas nubes de invierno, pero nunca había visto una boina doble. Impactante.
Casi seiscientos kilómetros de carretera, cerca de veinte horas despierto, sentimiento de soledad, ganas de comerme el mundo o un buen trozo del pastel... Me merezco un homenaje, por pequeño que sea.
A tu salud!
